Pbro. Mauro Verzeletti, cs
Director de la Casa del Migrante, Guatemala y El Salvador
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La población migrante y refugiada con la aplicación de las medidas migratorias de exclusión, producto del odio y de una racionalidad perversa, que a diario niega el derecho a soñar dignamente de millones de personas, a causa del sistema de mercado liberal que ha construido barreras y fronteras a través de la razón criminal, que tiene la infinita capacidad de asesinar cualquier derecho humano, bajo el pretexto de que son personas ingratas por el simple hecho de migrar de forma indocumentada.
El sistema político y económico elitista actual es un fracaso rotundo, porque ha agudizado la pobreza extrema y abierto la frontera del abismo creciente entre pobres y ricos. Las urbes de Centroamérica están llenas de indigentes, familias que se forman en las calles, vendedores ambulantes, mercados populares hacinados, un verdadero drama social y sin voluntad política de los gobiernos en implementar soluciones radicales. Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, forzados a migrar en contra su propia voluntad. Todo esto es exclusión e iniquidad social fabricados por el sistema de mercado, en donde la clase política burguesa busca ocultar las injusticias sociales.
En la dinámica de las migraciones forzadas en la búsqueda del sueño por la dignidad, tenemos la magnífica parábola de Jesús: “Había cierto hombre rico que se vestía de púrpura y lino fino, celebrando cada día fiestas con esplendidez. Y un pobre llamado Lázaro que se tiraba en el suelo a su puerta cubierto de llagas, ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; además, hasta los perros venían y le lamían las llagas”. (Lucas 16,19-21)
La realidad trágica de los migrantes y refugiados, obligatoriamente tiene que indignarnos a todos por las muertes forzadas a lo largo de la ruta migratoria. En el movimiento migratorio masivo de los últimos años han desaparecido miles de inocentes, que el gran sueño era tener un trabajo digno para tener un futuro distinto. A causa de las leyes restrictivas posiblemente son víctimas de la trata, del comercio de órganos y víctimas del abuso sexual. Lo importante es afirmar que cruzar la frontera indocumentada para sobrevivir, no es un delito de lesa humanidad.